Numancia, a día de hoy, sigue siendo el eterno monumento a la libertad, la independencia y la resistencia. A siete kilómetros de la actual Soria y como si de la villa de Astérix y Obélix se tratara, un grupo de celtíberos, unos de los primeros pobladores de la zona, aguantaron el asedio romano durante años y sólo cuando Roma envió a 15 militares por cada habitante de la aldea soriana, decidieron acabar con sus vidas antes de perder la libertad.
De aquella historia, además de las numerosas frases hechas relativas a la heroicidad del pueblo soriano, hoy sólo quedan sus ruinas, que permiten al visitante conocer más y mejor cómo fue el asedio y cómo fue la defensa de los lugareños ante el invasor. Los últimos moradores de la zona, aquellos que renunciaron su vida antes de poner precio a su libertad, se marcharon hacia el año 133 a.C si bien en la zona de Garray, en la que se encuentran las ruinas, hay indicios de vida humana que se remontan a dos mil años antes de nuestra era. Pero tanto Numancia como Soria le deben la gloria a los arévacos, la tribu celtibérica que puso jaque a roma. Ellos fueron los que dejaron una ciudad ordenada entorno a las calles paralelas cortadas a su vez por otras once vías perpendiculares, una disposición perfecta que refleja el orden de aquellos habitantes y que aun se puede contemplar ene la visita a las ruinas. Y es que los romanos, una vez que Numancia fue suya, reconstruyeron buena parte de la ciudad manteniendo el trazado original, pero con vías más anchas, con aceras y pavimentadas que aún hoy se pueden contemplar.
Las visitas a las ruinas de Numancia comprenden once estaciones en las que el visitante, después de ver un video y un CD-Rom que sirve para entender muchos conceptos, contemplara en poco tiempo las décadas de resistencia y la reconstrucción de la ciudad. Arrancando en cómo se gestó la defensa de la villa, y pasando por cómo era la vida de los moradores celtibéricos de Numancia (para lo que se han reconstruido dos viviendas típicas, además de un tramo de muralla), el turista será capaz de descifrar todas las claves de la defensa y se dará cuenta de que los arévacos no dejaron nada para la improvisación: todo lo construido, lo proyectado o lo pensado tenia su porqué. Los actuales vestigios son, sobre todo, de la reconstrucción posterior a que las legiones romanas arrasaran la ciudad. Así tras los primeros pasos entre las ruinas celtibéricas el esplendor de roma saltara a los ojos del visitante en el barrio sur, la zona "noble" de Numancia y en la que las columnas y los patios fueron, y siguen siendo, los grandes protagonistas. Un paseo por una de las historias más hermosas del Imperio Romano y que, además de Numancia, nos conducirá a los yacimientos de Tiermes y Uxama, dos de los aliados de Numancia en los peores momentos.
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